Veronika decide morir

En su cuarto arrendado y con su calma característica, Veronika decide que llegó su hora de morir, saca de su velador cuatro cajas de somníferos y los inguiere, comprimido por comprimido, lentamente por si se quería arrepentir, pero no lo hace.

De entre las diversas desiciones que se deben tomar en la vida, creo que la de vivir o morir es una de las más difíciles de tomar. No es una duda común, aunque tampoco totalmente ausente, uno siempre vive en la constante búsqueda de la felicidad, encontrandole un SENTIDO a su existencia, sin embargo al errar o no ser capaz de lograr un cometido es muy normal el frustrarse o deprimirse, se empieza a odiar la rutina, por recordarnos que a veces no somos capaces de superar aún las pruebas que nosotros mismos nos hacemos.
En estos razonamientos cae Veronika, peor sin dejarse arrastrar por la depresión, ella solo comprende que su vida seguiría en la monotonía que veía, que envejecería y moriría algún día sin mayores emociones en su existencia.

Tal vez es algo en lo que cualquiera podría verse envuelto e, incluso, llegar a cometer, aunque en ninguno de los casos el panorama es tan poco favorable como se lo pinta. Muchas de las personas que me rodean y aún las mas cercanas se sienten a veces sin un horizonte, sin un futuro, sin un sentido. Debemos darnos cuenta de que la vida es la búsqueda de este sentido, de esta apreciación y que de eso dependemos. Si, es imposible negar que a veces tropezamos y dudamos al avanzar, pero en esto recide el valor de la experiencía, en conocer el camino equivocado para no volver a recorrerlo, un error solo nos acerca más a la solución y, con un poco de suerte, al final de nuestras complicaciones.